Seguramente
algo habrá llegado a vuestros oídos sobre el programa salvados del
domingo 5 de mayo, el día de la madre, sí. El programa iba sobre lo que
comemos o dejamos de comer, y cómo lo que la madre tierra nos ofrece se
desvirtúa en la cadena de producción. A grandes rasgos digamos que se
mezclaron opiniones sobre diferentes procesos de producción alimentaria,
se habló desde conservantes a medicamentos para ganado pasando por la
contaminación que la empresa Ercros ha producido en el río Ebro a su
paso por la zona de Flix. La opinión general de un servidor, y de muchos
expertos, que se pueden encontrar en las redes sociales, es que se
”mezclaron churras con merinas”. Por ello considero que es necesario
tratar de aclarar ciertos puntos. Y más después de que salvados
“copiara” el título de uno de mis posts en este blog http://asbtec.blogspot.com.es/2012/12/que-comemos.html,
que releído hoy bien puede inducir a la “quimiofobia” algo que después
de ver el programa de la semana pasada, es algo que no puedo permitir,
aunque la opinión vertida en el citado post sigue siendo la misma. Pero
quizás no lo expliqué de la forma correcta. Mea culpa. Pido disculpas
por ello. Pero bueno, volvamos al tema que ocupa el post.

Vayamos
entrando en materia. Quizás lo que más me sorprendió del programa es,
como ya he dicho anteriormente, la capacidad de mezclar cosas, que no
son del todo inconexas, pero que no tienen conexiones directas entre sí,
logrando dar la imagen de que todo lo químico es malo; Y dentro de este
logro, lo que más pudo llegar a contribuir fue sin duda el caso de la
empresa Ercros.
Esta empresa ha realizado un vertido sobre el río Ebro muy perjudicial
para el medio ambiente, que está suponiendo un grandísimo problema para
la fauna y flora de la zona. Es un desastre. Y como tal las autoridades
han de actuar (si lo hacen o no, y la forma en que lo hagan es otro
debate), pero lo más curioso es que se trate de relacionar esto con la
alimentación. Me diréis, hombre el rio tiene peces, si muy cierto, pero
nadie o casi nadie come peces del Ebro, no es una zona pesquera, y la
mayor razón es por la contaminación del río; Tanto por culpa de empresas
como por la de los vertidos domésticos, un ejemplo es la sobredosis de
diclofenaco encontrado en los peces (en concreto del Ebro, Jucar y
Guadalquivir), http://www.publico.es/446474/sobredosis-de-voltaren-en-los-peces-del-ebro-jucar-y-guadalquivir.
Pero esto no es comparable al uso de un aditivo! O al de medicamentos
en el ganado ( aunque también el diclofenaco sea un medicamento…), esto
son problemas medioambientales gravísimos, pero que no se pueden mezclar
con usar el Aspartamo en la coca-cola! Este es el gran problema del
programa salvados, que mezcló muchas cosas dando al final la imagen de
que todo estaba relacionado, y lo malo que es lo químico y lo bueno que
es lo natural. No por decirlo directamente, pero si por deducción ya que
si lo químico/artificial es malo… .

Y
muchos ahora pensaréis: sí bueno, y qué pasa con el mar, esta
contaminación fluvial puede llegar al mar. Los ríos desembocan en el
mar. Este argumento es cierto, ya que esta contaminación puede terminar
en el mar y contaminar a los peces de los deltas ( donde si se pesc,a en
el Ebro y otros muchos ríos), pero a estos si que se les hace controles
para asegurar que no son un riesgo. Y se analizan los niveles de
mercurio, entre otras cosas. Y hay que resaltar que como bien dice
@gominolasdpetro en su blog,
“el mercurio es un contaminante que se va acumulando en el pescado a lo
largo de la cadena trófica, así que las especies que están en la
cúspide son más susceptibles de presentar elevadas concentraciones. Este
es el caso por ejemplo del atún rojo, el pez espada o el tiburón, para
los cuales la legislación establece un límite máximo de mercurio de 1 mg/kg. Esta cifra se considera segura para la salud en personas adultas,
pero podría afectar negativamente a fetos y niños pequeños, no sólo por
su reducido peso corporal, sino porque el mercurio puede afectar
gravemente al desarrollo del sistema nervioso. De ahí las recomendaciones emitidas por la AESAN para el consumo de pez espada, tiburón, atún rojo (Thunnus thynnus: especie grande, normalmente consumida en fresco o congelada y fileteada) y lucio son las siguientes:
· Mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo o en período de lactancia: evitar el consumo
· Niños menores de 3 años: evitar el consumo
·
Niños de entre 3 y 12 años: limitar a 50 gramos por semana ó 100 gramos
cada dos semanas (no consumir ningún otro de los pescados de esta
categoría en la misma semana).”
Volvamos
al programa en sí. En la primera entrevista J.M. Mulet, que en realidad
es más experto en transgénicos que en este tema como él mismo reconoce
en su blog,
dijo que la comida es más segura que hace años. Que ahora no hay
ciertas enfermedades, y que la calidad de vida ha aumentado. Yo estoy
completamente de acuerdo. Los aditivos y otras sustancias químicas han
ayudado a que la alimentación sea más accesible a la gente y podamos
conservarla y comerla. Todas estas sustancias pasan muchísimos controles
de calidad y, si no se sobrepasan las dosis recomendadas, no hay
problemas. Como bien dijo JM Mulet a lo largo de la entrevista en
varias ocasiones, el problema es la dosis. Todo en su justa medida es
bueno. Y yo creo que es una afirmación muy cierta.

Pero
también es cierto que no es oro todo lo que reluce, que un tomate no
sabe como el que cultivaba mi abuelo en la huerta 20 años atrás y que
quizás eso en un futuro puede generar problemas. Pero ojo, no olvidemos
que mi abuelo años atrás ya usaba abonos para la tierra, pesticidas y
demás. El problema no son esas sustancias, es el uso que se les da. La
sobreexplotación de sus beneficios, ya que yo recuerdo la palabra barbecho,
¿Os suena? Quizás a los urbanitas no tanto (urbanitas con cariño, sin
ofender) pero antiguamente, después de sembrar según qué especies, se
dejaba la tierra descansar un tiempo para que regenerara sus nutrientes.
El uso excesivo de estos productos sí que puede ser un problema.
Además algunos de estos pesticidas, que a mí personalmente no me gustan,
porque creo que su legislación es más laxa que la de aditivos o
medicamentos (aunque en teoría no es así ya que hay regulaciones
medioambientales y sanitarias muy claras que indican los niveles máximos
de algunos de estos productos (abonos, pesticidas,etc) en animales y
plantas ). Se han retirado compuestos como el PCCP, el Arsénico o la
Rotenona (de la que ya hablé en este blog) como componentes de
pesticidas. Hay que indicar que siempre la concentración de los mismos
es el problema. A bajos niveles, hasta donde yo se, no se ha demostrado
nada en concreto. A altos si, de hecho en Francia el Parkinson y otras
enfermedades son reconocidas como enfermedades laborales en la
agricultura, pero evidentemente ellos sí están expuestos a dosis muy
altas, y seguramente antes se trabajaba sin la protección que se usa
ahora, y estas enfermedades se desarrollan muchos años después. Que
conste que yo soy partidario de que estos compuestos se regulen todavía
más, pero esto es una opinión personal y subjetiva ya que las
autoridades hoy por hoy tienen protocolos muy estrictos y detallados
sobre su uso.
Ah,
y también que conste para los que piensen que este último argumento es
quimiofóbico, que tanto la rotenona como el Arsénico son productos
naturales en su origen, y de hecho la primera fue muy utilizada en la
agricultura ecológica, se extrae de la raíz de unas leguminosas del
género Tephrosia y como bien dice JMmulet en un post
de hace unos meses “como muchos de los insecticidas naturales estuvo
permitido en agricultura ecológica, que era donde se utilizaba
principalmente. La rotenona era el compuesto principal del polvo de
Derris, un compuesto muy utilizado por los agroecólogos. Insisto en este
hecho: el pesticida que presuntamente provoca Parkinson resulta que se
utilizaba en agricultura ecológica ¿y por qué estoy utilizando el
pasado? Pues porque la rotenona era muy natural, pero tenía una
toxicidad muy alta para algunas especies que no eran diana,
principalmente para peces. Esto creaba problemas ambientales, por lo que
fue eliminado de la agricultura ecológica y la convencional en el
2008”.

Si
seguimos con el tema de las cantidades y dosis recomendadas y nos vamos
a las granjas y/o explotaciones ganaderas, estamos en lo mismo. Resulta
que mi abuelo también a parte de agricultor fue pastor de ovejas, y
aunque yo era un niño en aquel entonces, algo recuerdo. Es sabido desde
hace tiempo, mi abuelo también lo sabía, que hay medicamentos para curar
enfermedades y otros usados para el engorde, que quizás no debiéramos
denominar medicamentos, pero bueno este es otro tema. Habrá gente que lo
haga bien, gente que no, pero no podemos controlar el 100% de lo que
comemos, de aquí, que lo más razonable, si nos preocupa que no se
cumplan las normativas, sea saber qué comemos, confiando en productos
de los que puedas conocer su origen y a sus productores. Por ejemplo,
productos de la tierra. Como bien dice @copepodo en su blog “Por eso y
por todo lo anterior, a mí me parece totalmente razonable poder saber de
dónde sale el pescado que compro, si para su extracción se ha alterado
el fondo marino o no, dónde se han cultivado las dichosas manzanas, qué
ha comido el pollo y cómo se han puesto los huevos. La mayor parte de
las veces el consumidor encuentra muchos obstáculos para conocer con
veracidad este tipo de información, a veces porque se oculta, y a veces porque la publicidad es engañosa
(por ejemplo, con tanto producto “orgánico” o “ecológico”, dos
adjetivos que en realidad están vacíos de contenido y que muchas veces
son, efectivamente, un timo: no hay nada de “eco” en un tomate que ha
viajado dos mil kilómetros hasta llegar a tu casa). En este contexto me
parece especialmente necesario que exista buena información y que quien
quiera pueda elegir una alternativa real que no sea tan derrochadora: yo
quiero saber si la harina del producto X está hecha con un cereal
transgénico; si esta leche no pasteurizada “natural” puede contener
bacterias nocivas para el ser humano; si este plátano “orgánico” viene
de Venezuela y si el saludable color de esta mermelada se debe a un
colorante artificial sintetizado industrialmente. Quiero etiquetas bien
claras en todos los casos, ¡que se sepa! … y ya tomaré yo la decisión
que crea conveniente.” Yo personalmente, estoy muy de acuerdo con este
punto, y creo que explica claramente que ni todo lo químico es malo ni
lo ecológico/orgánico la panacea.
Por
último, el programa trató un último tema que podría venir a ser
conocido como las presiones externas a las agencias reguladoras. Y sí,
considero que seguro que hay injerencias políticas que tratarán de
beneficiar a algunas empresas. No lo dudo. Pero esto no quiere decir que
no se tengan en cuenta los estudios científicos a la hora de realizar
las políticas de seguridad alimentaria. El problema es que esto pasa en
todos los aspectos de la vida, los grupos de poder tratan de ejercerlo.
Esto es un problema político. Y su solución, no es científica. Aunque,
creo, que hasta cierto punto podemos estar tranquilos ya que la ciencia
actúa, eso está claro, sino no se habrían retirado ciertos pesticidas,
por ejemplo.
En
resumen, desde mi punto de vista, creo que ni todo lo químico es malo
ni todo lo ecológico es la solución. Creo que podemos estar contentos,
en líneas generales de la alimentación actual y los protocolos de
actuación sobre la producción de los mismos en diversos ámbitos del
proceso productivo, desde su cultivo a su comercialización.
Y
desde aquí aprovecho para denunciar el. a mi juicio, sesgo que el
programa salvados realizó, logrando que la quimiofobia aumente en
España, un aumento sin fundamento.Etiquetes de comentaris: Biotecnologia Aplicada, Biotecnología y Salud, Ciència i societat, Opinió