Todas las disciplinas
científicas tienen a personajes que destacan por su aportación a la
misma: Albert Einstein y la Física, Stephen Hopkins y la Astronomía,
Marie Curie y la Química... pero ¿y la biotecnología? Pues quizás
no sea del todo equiparable a las figuras comentadas, pero si hay
algún científico ligado a la biotecnología que haya logrado llevar
sus descubrimientos hasta el gran público en más de una ocasión,
ese es Craig Venter. Seguro que personas que quizás ni hayan oído
hablar de la biotecnología sí han leído u oído noticias sobre la
secuenciación del genoma humano o la creación de una "célula
sintética" o "vida artificial" como muchos medios la
llamaron y Craig Venter ha tenido un papel importante en ambos además
de en otros proyectos de los que os hablaré ahora.

La primera vez que se
asoció a Craig Venter con la biotecnología fue con el
descubrimiento de las ESTs y durante el juicio para determinar si las
ESTs eran patentables o no. Vamos por partes. Las ESTs (expressed
sequence tags) son fragmentos (generalmente de los extremos) de los
cDNA (DNA complementario a los mRNA) de un determinado tejido que han
sido secuenciados y por lo tanto permiten obtener perfiles de
expresión. Esto era realmente interesante cuando aún no se había
secuenciado el genoma humano y los sistemas de secuenciación eran
tremendamente caros y lentos; aún hoy en día se conoce la
existencia de algunos genes únicamente en base a la información de
las ESTs. Desde 1991 que se desarrolló esta técnica se han
descubierto unos 65 millones de ESTs. El problema vino cuando en 1992
Venter quiso patentar las ESTs de 2715 genes que había encontrado
incluyendo en las reivindicaciones (claims) no sólo la secuencia
obtenida sino también el gen al que pertenecía (en muchos casos no
se conocía ni se tenía su secuencia completa) e incluso el producto
génico (generalmente proteínas). Como podéis imaginar se rechazó
la patente por 2 motivos: por un lado las dudas sobre la utilidad de
todas las ESTs que se pretendía patentar y por el otro la más
evidente, no se puede pretender incluir en la patente de una EST el
gen completo y mucho menos el producto génico por falta de
suficiencia descriptiva.
Después de este traspié
Venter fundó Celera Genomics donde desarrolló una nueva estrategia
de secuenciación, el shotgun secuencing,
mucho más rápida que la que estaban siguiendo desde el consorcio
público para secuenciar el genoma humano. Ante las dudas de la
comunidad científica sobre esta estrategia Venter secuenció en
tiempo récord y por primera vez el genoma completo de un organismo
de vida libre: Haemophilus influenzae.
Tras esto, en 1999 empezó a secuenciar el genoma humano en
competición con el consorcio público con la intención de hacerlo
público pero sujeto al pago de cuotas. Viendo esto, el consorcio
público aceleró el trabajo que estaban realizando y llegó a tal
punto la repercusión de estos hechos que en 2001 se decidió dar
como “empate” la carrera de la secuenciación del genoma humano,
todo ello escenificado con Venter, Collins (del consorcio público) y
los presidentes de EEUU y Reino Unido. La realidad es que Venter
terminó antes ya que el consorcio público siguió trabajando en la
secuenciación durante unos años más, pero también se dice que
Venter utilizaba la información que publicaba el consorcio público
para verificar que lo que estaba obteniendo era correcto. Otro
detalle curioso es que Venter secuenció su propio genoma.
Actualmente, para la secuenciación de novo
de un genoma, es decir, la primera vez que se secuencia el genoma de
una especie determinada, se utiliza la estrategia del shotgun.

El
siguiente gran proyecto de Venter fue el denominado Global
Ocean Sampling Expedition, que
para explicarlo sencillo se podría decir que es una modernización
de la expedición de Darwin con el Beagle.
Lo que hizo Venter fue poner a navegar su yate personal, el Sorcerer
II, con el que recogió muestras
de agua de todos los mares y océanos por los que pasó para realizar
la secuenciación masiva de todos los microorganismos contenidos en
la muestra. Con esto pretende obtener información sobre los procesos
naturales que ocurren a nivel microbiano en el mar y que afectan de
manera muy importante a la vida marina, pero también encontrar genes
y productos génicos con potencial para la biotecnología que pudiera
patentar. Hasta el momento se han realizado 2 expediciones de este
tipo: una dando la vuelta al mundo y otra por los mares interiores de
Europa.
Finalmente,
el último proyecto en el que se ha involucrado Venter ha sido en el
desarrollo de la primera “célula sintética”. La idea era
conseguir sintetizar el genoma completo de un organismo, introducirlo
en una célula sin genoma y que el genoma sintético dirigiera el
crecimiento y desarrollo de la célula que lo contenía, pero
evidentemente tiene mucho más tirón decir que se ha creado “vida
artificial”. En cualquier caso el desarrollo de esta técnica puede
permitir la creación de cepas bacterianas “a la carta” para
cualquier proceso biotecnológico que se os ocurra. Como os podréis
imaginar a estas alturas del artículo, Venter está intentando
patentar el organismo que ha creado, Mycoplasma
laboratorium, que en realidad no
es más que Mycoplasma mycoides
con algunas secuencias distintivas en su genoma como el nombre de
Venter y los colaboradores que han logrado crear esta cepa.
Con
esto termino este pequeño monográfico de uno de los investigadores
asociados a la biotecnología con más renombre dentro y fuera del
ámbito científico. Espero que os sirva de inspiración para vuestra
vida científica.
Fuentes:
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