El
Mundial de Brasil ha comenzado
ya, con todas las polémicas habidas y por haber, pero algo que quizás ha
quedado desapercibido es una gran derrota para la ciencia.
Cómo un prometedor
avance científico quedaba totalmente ninguneado durante la gala de inauguración
del mundial.
Os pongo en antecedentes. Como ya
publicamos en el
blog al principio de este año, durante el Mundial de Brasil
iba a mostrarse algo
revolucionario (algunos lo comparaban con los primeros
pasos del hombre en la Luna): un parapléjico iba a entrar en el campo en silla
de ruedas, se iba a levantar, caminar 25 metros y dar el saque de honor del
Mundial, todo gracias al desarrollo de un
exoesqueleto que, conectado por
electrodos al cerebro del paciente, iba a hacer realidad las órdenes de
levantarse, caminar y chutar, a la vez que recogía los estímulos ambientales de
sus piernas y los enviaba al cerebro para que éste “percibiera” el movimiento.
Un
avance biomédico/biomecánico que aún se encuentra en ciernes pero que en la
próxima década seguirá evolucionando para lograr que personas que han perdido
la movilidad y sensibilidad de sus extremidades puedan recuperarlas.
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Lo que se esperaba ver durante el Mundial |
Pero la ciencia salía con un
equipo de circunstancias;
el comité ético no permitió implantar los electrodos
en el cerebro del paciente, por lo que se usó una gorra con electrodos
(parecida a la que se utiliza para los electroencefalogramas) menos precisa en
captar las señales del cerebro. El campo tampoco ayudaba, ya que el exoesqueleto
pesaba tanto que
no pudieron dejar que el paciente fuera hasta el centro del
campo a realizar el saque, por lo que los 25 metros se convirtieron en unos
pocos pasos.
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Exoesqueleto de Miguel Nicolelis |
Y así empezó un partido que
debería haber terminado con una importante victoria de la ciencia pero que
acabó en desastre estrepitoso. Para empezar, gol en propia puerta por la
ancestral dificultad que parecen tener a veces los científicos para lograr
difundir sus investigaciones entre el gran público: si preguntáis a amigos y familiares si sabían
algo de todo esto, lo más seguro es que nadie supiera nada. Una vez más
la ciencia
se queda entre los científicos. Muy mal. Con la moral baja y el partido cuesta
arriba sólo faltó la puntilla: una goleada en forma de ninguneo por
la
organización del Mundial que no retransmitió el momento del saque (apenas se
vio cómo la pelota salía empujada a pocos metros del paciente), de los medios
de comunicación que apenas se han hecho eco de la noticia y tanto ruido
mediático rodeando al Mundial que dejan lo que iba a ser un gran hito para la
humanidad en poco menos que una anécdota.
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Lo que finalmente se vio |
Quizás era un poco precipitado
querer mostrar este avance cuando aún falta mucho trabajo para lograr que la
tecnología sea segura y aplicable a diferentes pacientes (de ahí que
probablemente el comité ético rechazara la aplicación en humanos de la
tecnología completa). Quizás un Mundial de fútbol no sea el mejor momento para
hacer este tipo de demostraciones, en medio de tanto ruido mediático que hace
que cualquier noticia quede enmascarada por el entorno. Quizás, insistiendo en
la autocrítica de la comunidad científica,
se debería haber hecho un mayor
esfuerzo en explicar lo importante y novedoso que es este proyecto, las
perspectivas de futuro para los parapléjicos y tetrapléjicos...
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Exoesqueleto junto a Miguel Nicolelis |
En cualquier caso no podemos menos que felicitar al equipo de Miguel
Nicolelis (http://www.nicolelislab.net/) y todos los demás grupos involucrados
en este proyecto por sus grandes logros y agradecer su trabajo y su esfuerzo
para mejorar la calidad de vida de tantas personas que por un motivo u otro
padecen estas enfermedades tan incapacitantes. Se ha perdido un partido, pero no
se ha perdido la competición para lograr que la ciencia sea valorada como se
merece.
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