La semana pasada varios medios
generales se hicieron eco de la publicación por
Nature de un interesantísimo
artículo sobre los descubrimientos realizados por un grupo de la Universitat Pompeu
Fabra de Barcelona. Habían logrado que
los músculos de ratones “ancianos” se
regeneraran como cuando eran jóvenes.
Pero vamos por partes. Quien más
quien menos conocerá personas mayores que tarde o temprano pierden masa
muscular y/o fuerza, algo conocido como
sarcopenia. Para entender este hecho
debemos pensar que en el tejido muscular, como en otros muchos del cuerpo
humano, se encuentran
células madre adultas capaces de regenerar el daño que se
pueda producir en dicho tejido, en este caso conocidas como
células satélite
del músculo esquelético. Son pocas y su principal característica es que su
ciclo celular está arrestado en lo que se conoce como fase G
0 o
quiescencia reversible; esto quiere decir que normalmente estas células no se
dividen salvo que lleguen señales de crecimiento que las rescaten de su
“arresto”. Estas señales suelen llegar cuando el tejido ha sufrido daños y es
necesario regenerarlo, entonces las células satélite se comienzan a dividir y
parte de ellas se diferencia a
miocitos, las células musculares por excelencia,
mientras que siempre se mantiene un reservorio de células satélite listas para
cuando vuelvan a ser necesarias. Como podéis imaginar, todo esto no funciona en
personas mayores y por lo tanto la masa muscular se va perdiendo y la fuerza
decae.
Hasta ahora existía la idea
extendida entre la comunidad científica de que este proceso de envejecimiento
estaba causado por el entorno, por una matriz celular incapaz de mantener el
correcto funcionamiento de las células satélite (quién no ha oído hablar del
“envejecimiento de las fibras de colágeno” en múltiples anuncios televisivos de
cremas rejuvenecedoras). Una de las principales novedades del artículo
publicado por el grupo de la Dra
Muñoz-Cánoves es que el envejecimiento de estas células tiene
un origen intrínseco a las mismas: la expresión del regulador p16INK4a,
capaz de mantener a las células satélite en un estado de arresto irreversible y
por lo tanto incapaces de regenerar el tejido muscular dañado. En su artículo
explican con todo lujo de detalles el mecanismo por el cual p16INK4a
se expresa más en individuos ancianos que en individuos jóvenes, pero para
resumir y evitar entrar en explicaciones complejas diremos que cambios epigenéticos en la regulación de la expresión de dicho gen permiten que éste se exprese en individuos ancianos.
Sólo este hallazgo ya sería
merecedor de reconocimiento, ya que es la primera vez que se determina la
relación entre un gen concreto y el proceso de envejecimiento en tejido
muscular, pero este grupo de Barcelona no se quedó ahí. Tras realizar todo tipo
de experimentos en ratones para confirmar el hallazgo, diseñaron un sistema de
downregulation del gen, es decir,
reducción de la expresión, basado en la tecnología de los
hairpins de RNA, un tipo de
RNA de interferencia (iRNA) que
mimetiza la función de los
miRNA, es decir, impide la traducción de mRNA a
proteína y por lo tanto
silencia la expresión. Con este sistema lograron que
las células satélite “ancianas” recuperaran su capacidad regenerativa.
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Hairpin de RNA. Se puede observar la forma de "pinza para el pelo" de su estructura secundaria |
Así pues, esta podría ser la base
del desarrollo de estrategias que permitan mantener el tono muscular en
ancianos y personas con
progeria (una enfermedad genética que acelera el
envejecimiento) así como también permitir una rápida regeneración muscular en
individuos jóvenes que hayan sufrido daños en el músculo esquelético (si ahora
algunos deportistas parecen recuperarse de lesiones en tiempo récord imaginaos
con este tipo de tecnología).
Para acabar recomiendo a todos
los que podáis leer el artículo original, ya que se trata de un trabajo
concienzudo de pruebas y más pruebas para validar ideas que revolucionan el
conocimiento en su campo. También es significativo ver como el primer autor del
artículo (Pedro Sousa) trabaja actualmente en un centro de investigación sobre
el envejecimiento de California, maravillas de la “movilidad exterior”.
Fuente:
Pedro Sousa-Victor, Susana
Gutarra, Laura García-Prat, Javier Rodriguez-Ubreva, Laura Ortet, Vanessa
Ruiz-Bonilla, Mercè Jardí, Esteban Ballestar, Susana Gonzàlez, Antonio L.
Serrano, Eusebio Perdiguero & Pura Muñoz-Cánoves. Geriatric muscle stem
cells switch reversible quiescence into senescence. Nature. 2014 Feb 12. doi: 10.1038/nature13013
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