Esta
es la típica cuestión que a nivel de la calle se resume en ser listo o
inteligente, ya que muchas veces se asocia la inteligencia a un alto
nivel de formación y estudios, lo cual no siempre tiene que ser así ya
que en ocasiones puede acarrear todo lo contrario, la desmotivación e
incluso el fracaso académico, e incluso personal. Un claro ejemplo de
esto, son reconocidos científicos como Albert Einstein,
el cual abandonó sus estudios en el Instituto por “agotamiento”,
vencido por la desmotivación. En este caso se licenció como físico por
la Universidad Politécnica de Zurich, pero ha habido otros grandes
genios que sin estudios por unas u otras razones cambiaron la historia
de la humanidad como Michael Faraday o Gregor Mendel, entre otros.
Acerca
de este tema, hasta la actualidad ha habido mucho debate y controversia
ya que ciertos investigadores sostenían que la influencia de la
sociedad en una persona permitía a esta desarrollar mejor sus
capacidades, lo cual era signo inequívoco de que esta capacidad no era
simplemente hereditaria. A estas afirmaciones muchos otros rebatían que
podía ser cierto pero que la inteligencia era algo innato, heredado por
herencia genética, que podía estimularse más o menos pero nunca surgir
de la nada por mucho empeño que se pusiera.
Antes del descubrimiento de los mecanismos bioquímicos de la transmisión de infornación genética, en la época de Sir Francis Galton
ya se discutía sobre la idea de que la inteligencia estuviese
determinada por la herencia genética. Más adelante, en los años 70 , la
misma polémica le costó el prestigio personal a Sir Cyril Burt que paso de ser un destacado psicólogo inglés a ser repudiado por falsificar datos por razones ideológicas.
Hasta esta época las observaciones eran meramente empíricas, ya que el
estudio de la mente era un área exclusiva de la psicologia.


A
lo largo del siglo XX con la introducción progresiva de las técnicas
actuales de la genética molecular , la citogenética y la bioquímica, el
debate se fue reproduciendo a distintos niveles de conocimiento y
complejidad, aunque el objeto del debate sigue siendo similar al de hace
mas de 100 años. De hecho, la controversia ha llegado nuestros dias.
En el mes de febrero se presentó una conferencia en la universidad de Harvard
en la que uno de los conferenciantes afirmaba que “la inteligencia no
puede relacionarse con ninguno de los genes específicos que hemos
probado”.
Pero,
según una reciente conferencia del premio nobel James Watson, la
respuesta es clara: La inteligencia nace, no se hace. “Se debe más a lo
que tenemos dentro de nosotros que al trabajo de los maestros”.
Esta afirmación es refutada por la revista Nature Genetics
que acaba de publicar el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre
la influencia de la genética en la estructura del cerebro y sus
consecuencias sobre la inteligencia y el desarrollo de enfermedades como
el Alzehimer, la esquizofrenia, la demencia o ciertos tipos de
epilepsia.
Además, en este estudio vieron que las personas que poseen una Citosina en lugar de una Timina en el gen HGMA2 (¿Porque ese nombre tan extraño, que significan las siglas?)
tienen el cerebro mas grande y puntúan mas alto en los test de CI.
Este descubrimiento es un gran hallazgo y como los propios científicos
dicen es la primera vez que hay pruebas sólidas de la relación entre
genes y CI.
Sin
embargo, los resultados en este aspecto, asocian este cambio a un
aumento de solo 1.3 puntos de CI. Eso a pesar del enorme poder
estadístico de esta investigación (99.92% para detectar variantes con un
tamaño estadístico de un 1%). Por este motivo la polémica sigue estando
servida ya que es un aumento demasiado pequeño para un estudio tan
preciso como para poder considerar una relación directa e incuestionable
entre genes e inteligencia.
La respuesta final, deberá espera. La cuestión es, ... ¿Seremos lo suficientemente inteligentes para hallar la solución?
Referencias:
http://laspersonasonlaclave.blogspot.fr/2012/04/genes-cerebro-e-inteligencia-de-nuevo.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Einstein
http://news.harvard.edu/gazette/story/2012/02/in-the-genes-but-which-ones/
Etiquetes de comentaris: Biologia cel·lular, Computació genètica, Mecanisme molecular, Neurociencias